miércoles, 27 de junio de 2007

¡Felicidades Luis!


Hoy, como cada 26 de Junio, cumpleaños de mi amigo Luis Miguel Arconada he cumplido con ese ritual que me ha acompañado desde que el mejor de todos los tiempos decidiera poner punto y final a una exitosa trayectoria deportiva. He cogido ese dvd en el que tengo grabado el magnífico reportaje que le hiciera para TVE un grande del periodismo como Alfonso Azuara con motivo de los 50 partidos internacionales del Tigre del Igueldo.
He vuelto a ver esos vuelos increíbles, esas paradas imposibles, ese carácter, esas salidas valientes, ese genio que le hizo tan grande, su capacidad de mando, su potencia de piernas... y con ello, he vuelto a soñar que era Arconada, he vuelto a meterme en ese inmenso metro ochenta del mito de Donosti.
He vuelto a saltar al césped de Atocha como si fueras tú Luis. Y no sabes como me he emocionado. Cómo he disfrutado recordando a ese hombre, a ese portero que me enseñó cómo hay que luchar por ser siempre el mejor, el número 1.
Hoy he vuelto a saltar al terreno de juego, con tu camiseta negra y celeste, esa que compró toda España para ser como tú. He recordado aquella ocasión en la que me comentaste que había llegado el momento de decir adiós. Te pregunté: ¿Porqué Luis, porqué retirarte ahora en tu mejor momento?
Me respondiste: Porque es preferible irte en tu mejor momento cuando todo el mundo te pide que te quedes, que tenerte que marchar cuando las cosas van mal, cuando esos que hoy te piden que te quedes sean los mismos que mañana te pidan que te vayas; de esa forma todo el mundo se quedará siempre con tu mejor recuerdo.
En aquella ocasión no te comprendí. Ahora, cuando los años me han enseñado a ver las cosas desde varios puntos de vista, he aprendido la lección que me diste aque día. ¡Qué razón tenías Luis!
Te fuiste en tu mejor momento y ¿sabes una cosa? Desde tu marcha del fútbol en activo no ha habido nadie como tú. Nadie porque Arconada sólo hay uno. Feliz cumpleaños amigo.

PD: Ya te he felicitado hace un rato telefónicamente pero he querido hacerte este humilde regalo en nombre de todos los que como yo soñamos alguna vez ser Arconada.

miércoles, 13 de junio de 2007

Va por ti Alberto


La muerte y el paso del tiempo pueden prácticamente con todo. Bueno, con todo menos con el recuerdo, que al fin y al cabo es aquel que nos mantiene vivos incluso después de fallecer. Por eso, quiero aprovechar este rinconcito, con el permiso de mi querido y admirado Luis Arconada, para, ahora que la Real está en el alambre entre la gloria y el infierno, es decir, entre Primera o Segunda división, recordar a un histórico como Alberto Ormaechea, el técnico con el que la Real Sociedad vivió su época más dorada con aquellos inolvidables títulos de Liga de las temporadas 80-81 y 81-82.
Un momento que recordando al querido Alberto debe servir igualmente para que los máximos dirigentes del conjunto donostiarra de las últimas temporadas hagan una reflexión: dónde estábamos y... hacia dónde vamos. ¿Qué ha sido de aquel equipo marca de la casa que dirigido por Ormaechea y capitaneado por el 'pulpo' Arconada se ganó el cariño y respeto de todo el país?
De pelear entre los grandes, sin pasar apuros... a varias temporadas tuteando con el descenso por culpa de una pésima gestión deportiva y económica. ¿Dónde están aquellos que se lo llevaron 'calentito' ahora que la Real está en la UCI con una grave enfermedad llamada descenso?
Alberto Ormaechea falleció a finales de 2005. Se marchó con la misma humildad con la que ocupó el banquillo donostiarra: sin hacer ruido, sin levantar la voz, en silencio, para que nadie notara su marcha. Gran error el suyo, porque su recuerdo siempre estará vivo para todos los que le admiramos, para los que disfrutamos con aquella Real Sociedad con sello de identidad propio, con un mismo sentimiento y un mismo corazón.
Hoy, casi dos años después de su marcha, su Real del alma se nos va, agonizando por los errores de su pasado más reciente y con la alargada sombra de un Astiazarán cuya herencia pesa demasiado en el club txuri-urdiñ.
Por eso hoy, más que nunca, me acuerdo de ti Alberto, de tu sencillez, de ese abrazo que me diste (como si nos conocieramos de toda la vida) cuando gracias a mi amigo Luis Arconada Echarri reuní en Anoeta, para un reportaje para el diario Marca, a esos campeones que nos enseñaron a todos que se puede ser grande siendo humilde. Todos juntos por primera vez. En aquel momento no me dí cuenta de lo que había logrado: reunir a aquellos jugadores que tanto me hicieron disfrutar, a los que seguí por tantos y tantos campos de la geografía española. Hoy puedo contar un pequeño secreto, el uno, tu amigo Luis Arconada fue el gran artífice de que ese día pudieramos vernos y recordar aquella época gloriosa e irrepetible de nuestra querida Real Sociedad. Su humildad, la misma de la que tú siempre hiciste gala, hicieron que Luis me pidiera que fuera yo el que me llevara el protagonismo. Fue un orgullo aprender junto a ti.

martes, 12 de junio de 2007

Arconada, un ejemplo a seguir


Yo era uno de esos niños que soñaba ser Arconada. De esos que aprendieron que se puede ser grande si luchas por serlo. Jugaba de portero porque quería ser como Arconada y hoy, gracias a él, al ejemplo que siempre me dio, a su seriedad, a esa profesionalidad de la que siempre hacía gala, a su saber estar... he aprendido que se puede ser como Arconada (fuera de los terrenos de juego) aunque evidentemente esos vuelos imposibles sólo estén al alcance de un privilegiado como el donostiarra, el hombre de los guantes de oro.
Porque Luis Arconada es de ese tipo de personas que ya no quedan: íntegra, fiel, de esas con las que sabes que siempre están cuando las necesitas. Aprendió a vivir en un mundo hipócrita como es el del fútbol donde el mismo que una semana te da una palmadita en la espalda es aquel que clava su puñal para hundirte por un error del juego. Luis sigue con su misma filosofía de vida ahora que ha cambiado la portería por los despachos, ahora que sus partidos internacionales no son contra selecciones sino ante empresas. Es tan constante y discreto en todo lo que hace como lo era antes como futbolista en activo, porque sabe que el mismo daño te puede hacer un delantero rival que un empresario con ansias de crecer a cualquier precio.
Arconada creó escuela, fue un ejemplo para infinidad de niños que crecimos con su figura como ejemplo, para todos los que tuvimos su camiseta negra y celeste, esa que marcó época. Para los que vibramos con aquel final de Liga en El Molinón, con la segunda Liga de forma consecutiva, con la Supercopa, con goleada incluída, frente al Real Madrid, con aquella histórica final de Copa ante el Atlético de Madrid... Para los que no perdimos la confianza en su persona, en su profesionalidad, incluso cuando muchos quisieron tirar por tierra, con mentiras, tantos años de tabajo y sacrificio por el Mundial de España o por el gol de Platini. Curiosamente los mismos que poco después pedían su vuelta a la selección.
Arconada fue el primer ídolo, el primer jugador con tirón a nivel nacional, algo tan de moda en el fútbol actual. Y eso que jugando de portero no lo tuvo nada fácil y un ejemplo de ello son las palabras del ex internacional del Real Madrid José Miguel González del Campo 'Michel': "Ser el número uno no es fácil y menos jugando de portero y Arconada lo consiguió".
Luis Arconada, un ejemplo a seguir.